Un partido «ecologista » suizo ha propuesto desde una supuesta sostenibilidad medioambiental el control de acceso de extranjeros al país así como el número de nacimientos en los países empobrecidos. La iniciativa no ha salido adelante pero un 26% lo respaldaron. Recordamos que en el mes de febrero se han endurecido las medidas de acogida en Suiza.
Un 74% de los votantes que acudieron a las urnas para pronunciarse sobre este y otros dos proyectos lo rechazaron, según los resultados definitivos.
La economía de este país depende en buena medida de los extranjeros, que suponen un 23,5% de la población. Esto no se debe olvidar.
Los promotores, un grupo ecologista denominado Ecopop, esgrimían motivos de sostenibilidad medioambiental para pedir un cupo testimonial de entradas, que habría supuesto menos de 17.000 trabajadores nuevos al año frente a los 88.000 que accedieron en 2013.
¡ No te pierdas esta ocasión única de encontrarnos con militantes y organizaciones de lucha de referencia mundial !
Los amigos de Solyeco estaremos allí para aprender de los empobrecidos y de sus iniciativas. Algunas de estas organizaciones de lucha también han puesto en marcha experiencias de economía solidaria, como son la ECONOMIA NOVIOLENTA de los Sin Tierra de la India o los talleres textiles de la marca «No Chains» impulsados por La Alameda.
Una mujer en paro, casada y con dos hijas menores ha ofrecido su casa a una familia guineana con cinco hijos, que ha sido desahuciada por el impago de la hipoteca y deberá abandonar su vivienda el próximo 18 de enero.
Mamadou Diallo, en paro desde hace dos años, su mujer Aissatou y sus cinco hijos -el menor de ellos de tan solo un mes- recibieron hace unas semanas una orden de desahucio del banco en la que les indicaban que el 18 de enero se procedería al desalojo de su casa de Parla (Madrid) por los impagos que venían acumulándose desde hace un año y medio.
Los pescadores de Mauritania y Senegal exigen a la UE que detenga «el saqueo» de sus costas. El 67% de los barcos europeos fuera de aguas comunitarias son españoles.
“Mi padre me mandaba a pescar y en 5 minutos, antes de que hirviera el agua que había puesto a calentar mi madre, yo volvía con varios peces”. No es un pasaje de una novela de realismo mágico sino el recuerdo de lo cotidiano para Karim, un senegalés que ahora tiene 45 años y que ha visto desde su casa frente al mar cómo desaparecía el pescado que les daba de comer y de trabajar.
Décadas después, “cuando los peces comenzaron a desaparecer de nuestra zona, tuvimos que irnos a otro pueblo para poder seguir viviendo del mar. Tres años después, tuve que irme a trabajar a Gambia. Luego, a Guinea Bissau”, nos cuenta. “He tenido que ir persiguiendo el pescado“, comenta Karim, que heredó el oficio de su padre, “y adaptándome: empezamos a usar GPS, motores, redes de monofilamento, trabajé para grandes barcos europeos… hasta que dije basta”.