La «sobredosis» en la lavadora es perjudicial
En la etiqueta de nuestros Detergentes Solyeco, siempre recomendamos «consumir sólo lo necesario… también de nuestros productos», por solidaridad con los que empobrecidos y por respeto al medio ambiente. He aquí un artículo que señala que además, en el caso de la lavadora es perjudicial.
Tu lavadora puede estar sufriendo una continuada sobredosis de detergente. Un artículo en el diario neoyorquino The Wall Street Journal advertía de la tendencia del consumidor estadounidense a echar mucho más jabón del necesario para hacer la colada, un mal hábito que al parecer se reproduce igualmente en lavanderías y casas de muchos otros países, y también en España.
La idea equivocada de que cuánto más detergente más limpia saldrá la ropa de la lavadora, la dificultad para determinar la dosis correcta con las instrucciones de algunos fabricantes o la costumbre de llenar hasta arriba el tapón-dosificador del jabón sin mirar siquiera la etiqueta del producto son las causas principales de un fenómeno que tiene muchas más implicaciones de lo que parece.
El que por las tripas de la lavadora circule una sobredosis de un producto complejo como el detergente (con sus tensioactivos, enzimas, polímeros, oxidantes, blanqueadores…) supone todo un derroche económico para el consumidor. Pero también implica un mayor gasto de recursos que acabarán desaguados al alcantarillado.
“Si utilizas más materia prima de la que necesitas, el impacto es mayor del que se debería tener; desde el punto de vista ambiental, no resulta beneficioso en absoluto”, admite Fernando Hermoso, director del Departamento Científico y Técnico para España de Procter & Gamble.
Esto tampoco es bueno para la máquina, pues el exceso de detergente incrementa la formación de espuma y puede dejar residuos en el cajetín o en los conductos de la lavadora que a la larga acaben dificultando su buen funcionamiento.
¿Cómo se determina la dosis correcta de detergente? Como explica Hermoso, son dos los parámetros que deben tenerse en cuenta: la suciedad de la ropa y la dureza del agua.
- Suciedad de la ropa: Hoy en día, mucha de la ropa que acaba dando vueltas en el tambor de la lavadora ha sido usada una sola vez y no tiene manchas. Esto debe tenerse en cuenta a la hora de la dosificación del detergente e incluso de la elección del producto (los jabones en polvo suelen tener una mayor potencia de lavado).
- Dureza del agua: Está determinada por la concentración de sales de calcio y magnesio. Si el agua de la zona es dura, el detergente pierde poder de lavado, por lo que la dosis deberá ser mayor.
El excederse unas decenas o cientos de mililitros de jabón resulta aún más grave por la proliferación hoy en día en el mercado de productos concentrados, en los que la dosis requerida para un lavado es mucho menor. Según el director del Departamento Científico y Técnico para España de P&G, este tipo de detergentes tienen múltiples ventajas ambientales frente a los convencionales: “Se ahorran materias primas, que se extraen con un gasto considerable de energía, y que luego tienen que procesarse para desarrollar la fórmula; pero además su formato también permite un enorme ahorro en transporte, pues se necesitan menos camiones para abastecer el mercado”.
Pero todo esto puede cambiar si el consumidor se lía después con la dosis. “La gente no se acababa de creer que con esa poca cantidad de detergente el rendimiento del producto sea igual o mejor que con los detergentes antiguos”, comenta Hermoso. “Cambiar un hábito es bastante complicado”.
Autor: C. Álvarez